El temor de un hombre sabio

La historia prosigue, la aventura continúa…

 

Rothfuss consigue de nuevo, al igual que hizo con El nombre del viento, atraparnos en su mundo gracias a la atracción que crean sus personajes y a su impecable prosa (tanto en el original como en la maravillosa traducción que hemos tenido la suerte de encontrarnos). La segunda parte de la Crónica del asesino de reyes, que esperaron impacientemente tantos lectores, ha resultado en un libro igual de bueno que el anterior.

Ante todo hay que hacer hincapié en que esta se trata de una novela de transición. Como estamos acostumbrados los lectores de sagas, es decir libros que se desarrollan en varios volúmenes, siempre nos encontramos con el libro “nudo”, la transición entre el principio de la historia, emocionante por presentarnos los personajes y los lugares y situaciones que se van a desarrollar, y el final de la misma, el desenlace, el libro en el que se nos dan todas las respuestas.

Esta historia puente se puede hacer tediosa en algunas ocasiones, ya que estamos deseando saber las respuestas a las preguntas que nos planteábamos desde El nombre del viento, y cuando terminamos de leer El Temor de un hombre sabio parece que se nos queda un mal sabor de boca, ¿Quiénes son los Chandrian? ¿Por qué huyó Kvothe y se escondió?... Todas estas preguntas no encuentran respuesta en este libro, que no hace si no desarrollar un poco más los personajes, deshilando poco a poco la verdad de la leyenda del “sin sangre”.

En este segundo día, el mesonero Kote se sienta de nuevo junto a Cronista y a su amigo Bast para relatar un poco más de su emocionante vida, empezando desde el mismo punto en el que terminó, en la universidad.

Pronto la vida en la universidad se hace algo difícil para el protagonista, y tras recibir varios consejos, decide partir en busca de información sobre sus enemigos los Chandrian, sobre los caballeros Amyr, y con un poco de suerte, encontrar el nombre del viento.

Así Rothfuss nos saca por fin del reducido mundo de la universidad, desligándose de las comparaciones con Harry Potter y similares, y nos relata las idas y venidas de nuestro protagonista por el reino de Vintas.

El principio del libro se hace ciertamente algo lento, muchos lectores nos quejamos de que nos cuente quizá demasiado detalladamente algunas partes de la historia, mientras que pasa por otras levemente sin apenas pararse en ellas, dejándonos a todos con cara de tontos preguntándonos que ha pasado.

Lo que me ha parecido más importante de este libro es el desarrollo como personaje del propio Kvothe, y es que este personaje, es de los que se hace querer, y durante este libro vemos como va creciendo, como madura. El personaje va cambiando para, poco a poco, hacernos entrever las razones por las cuales termina convirtiendo en leyenda, y lo que más nos interesa para la historia, como sigue obsesionándose cada vez más con descubrir a los culpables de sus pesadillas y como vencerlos.